Aprende a amar el movimiento, viendo a sus padres bailando porro sabanero…
Después se inicia en la danza bailando en casa al son de la música de su padre melómano,  y en los escenarios del mundo, bailando mambos de Pérez Prado en el jardín de infancia. Desde allí, la danza la ha llevado a muchos aprendizajes, colectivos, compañías, compartires, creaciones, escenarios y viajes dancísticos por el mundo. En éste punto de la historia, concibe la danza como un viaje hacia adentro y como un hacer que, más allá de lo puramente técnico, permite movimientos profundos en la psique, que también merecen atención y enfoque.