La Serotonina, el secreto encanto del Éxito

La Serotonina, el secreto encanto del Éxito


La Serotonina, el secreto encanto del éxito

Por Ludwig Gutierrez de la Torre


El Arte de saber vivir ya desde los antiguos griegos había sido considerado como la piedra clave que abre las puertas hacia  felicidad.

Epicuro y Aristóteles contemplaban en la armonía de nuestras relaciones sociales el secreto para una vida en  equilibrio y alcanzarlo ha sido desde los albores del pensamiento occidental un asunto entre nosotros y nuestros prójimos, una manera de funcionar  de cada individuo dentro del tejido social.

La felicidad ha sido tratada como el resultado de nuestra  sabia fusión con nuestro entorno exterior, pero valdría la pena preguntarse si contrariamente a este punto de vista habría factores internos a nuestros mecanismos biológicos corporales que puedan tener un fuerte impacto en nuestra realizacón personal.

¿Qué pasaría  si la felicidad estuviera condicionada por la irrigación de substancias generadas por nuestro propio cuerpo?

Hoy en día, gracias a los adelantos de la neurociencia, sabemos que simples actos como el de dar más que recibir, el contentarse con las pequeñas cosas o el cultivar la amistad con los demás , son comportamientos que contribuyen a la producción de la serotonina en el cerebro. Este neurotransmisor presente en los sentimientos de plenitud y de satisfacción es esencial en la regulación  de nuestros estados de ánimo y es estimulado con la realizacón de acciones de las que se obtiene satisfacción a largo plazo. Un cerebro bien irrigado con  serotonina es por definición un cerebro feliz,  de allí que  tratamientos para  la depresión como el reconocido  PROZAC actúan principalmente  incrementado los niveles de serotonina en el encéfalo.

Pero si la felicidad tiene su neurotransmisor estrella , ¿es concebible pensar en neurotransmisores que inciten a la tristeza y al malestar del alma ?

En todo caso, La neurociencia nos da ciertas pistas sobre la estructura de nuestro comportamiento al señalar el importante rol de un neurotransmisor cuyo nombre no nos es extraño : la dopamina.

Este neurotransmisor es indispensable para garantizar la supervivencia de la especie humana y se encuentra estrechamente ligado con el circuito de recompensa de nuestro cerebro, su producción es estimulada a través de las acciones que procuran placer inmediato. La dopamina se encargará  de perennizar aquellas acciones que nos procuran placer y que preservan nuestra especie; incitándonos a reincidir en aquellos comportamientos  que tanto “nos gustan”. La dopamina es ADICTIVA y en exceso deteriora las intrincadas conexiones en ciertas zonas cerebrales.

Esta sustancia es el motor secreto  que nos incita a buscar el placer y la satisfacción  que nos procuran el sexo y  la alimentación, de hecho, la producción de dopamina se ha convertido en un proceso  que se inserta en el engranaje del funcionamiento de la sociedad de consumo.

Si miramos de cerca el modo de vida de las sociedades contemporáneas nos daremos cuenta de que  la base de su funcionamiento se cimenta en el asedio de nuestra atención con la abundancia de todo aquello que procura un placer inmediato : el alcohol, el azúcar, las redes sociales,  las sensaciones fugaces, la moda, las noticias etc.

Vivimos a la merced del vaivén de los picos de dopamina que pautan nuestra cotidianidad  sin ser conscientes del impacto negativo que tienen sobre los niveles  de serotonina  deteriorando nuestro sentimiento propio de satisfacción y felicidad.

La tensa interrelación entre Serotonina y Dopamina se agudiza con la aparición de un tercer factor : EL ESTRÉS, quien va a acrecentar el desequilibrio favoreciendo la producción de la dopamina.

El estrés crónico, ese  del cual queremos escapar a cualquier precio, nos empuja a la búsqueda de placeres fugaces que nos ofrezcan una ventana de escape a la fatiga y la ansiedad; pero todo ello es ilusorio. El único resultado concreto es el de  un freno a la producción de serotonina derivada del sentimiento de frustración que se instala una vez el placer fugaz se ha disipado.

 

La meditación como terapia

Hoy la neurociencia nos habla insistentemente sobre la meditación como un mecanismo de ayuda eficaz para salir del estrés crónico. La meditación desarrolla un sentimiento de bienestar general e incluso hasta de protección frente al estrés, ayudando a saber resistir a los impulsos de nuestros deseos y al flujo desordenado de pensamientos.

Estudios neurológicos muestran los efectos de la meditación en la estructura del cerebro humano, las zonas sensibles al estrés  y al miedo (como la amigdala) se adelgazan  mientras que aquellas zonas que intervienen en la regulación y control de las emociones como la ínsula y el córtex prefrontal ganan en volumen. Ahora bien, la ínsula juega un papel crucial en el proceso de comprensión tanto de nuestros propios estados emocionales  como los de los demás  favoreciendo así las relaciones sociales y  la empatía hacia nuestro prójimo.

Los últimos descubrimientos sobre la relación entre cerebro y cuerpo señalan como este último ejerce en permanencia un scaneo del estado bioquimico y electrico de nuestro cuerpo  secretando dopamina y cortisol si estamos estresados pero cuando meditamos y respiramos profundamente el cuerpo envia al encéfalo ,a través del nervio vago, el mensaje de que « todo está bien»  asegurando un nivel óptimo de serotonina, al igual que cuando nos hacemos un masaje y practicamos yoga.

Quizás la respuesta a la incógnita de la felicidad resida en el apaciguamiento de las fuertes tormentas de neurotransmisores que irrigan indomables a nuestro cuerpo.



  

 

Danza Común

Danza contemporánea, Yoga, Feldenkrais, PIlates

Inscripciones

Cra 9 # 23-75. Piso 6. Bogotá.

Horario de atención:

de lunes a viernes de 9 a.m. a 12.30 p.m.

MÁS INFORMACIÓN:

2829802

 

 


Comenta aquí